SANTA EULALIA
Había una vez, en la época en la que Mérida era romana, una niña de 13 años llamada Eulalia, que se escapó de su casa para ver a un gran emperador, que en aquella época no aceptaba que las niñas jugaran a la edad de 13 años todavía con muñecas. Era una joven muy inquieta pero con aspecto todavía de una niña.
Cuando fue a visitar a este gran emperador y le dijo que ella quería seguir siendo una niña y jugar con sus muñecas, éste se puso muy furioso y mandó a los soldados romanos que la encerraran y le pusieran muchos castigos.
Fueron 13 los castigos que se le pusieron, tantos como años tenía Eulalia. Y en el último castigo, sin haberse rendido Eulalia ante los grandes emperadores, gobernantes y soldados, cayó rendida ante los pies de Mérida y una gran niebla procedente del Guadiana la tapó y le cubrió todo su cuerpo. En su último aliento, salió una gran luz de su boca y se convirtió en una paloma blanca.
Y a pesar de todo lo que Eulalia había pasado, no tuvo rencor con todos aquellos que la maltrataron. Se fue como un hada madrina cuando se marcha para el cielo, con su resplandeciente luz blanca y es desde allí donde cuida a todas las personas, pero en especial a todas las mujeres.