La Fuente Santa

 

LA FUENTE SANTA

Dentro de la demarcación municipal de Garganta la Olla y en la cima de la sierra del Salvador, existía de muy remotos tiempos una ermita, cercana a un pueblo ya desaparecido denominado Carnaceda, en la que se veneraba a un Cristo de piedra del que se refirían muchos milagros.

Cuando la invasión sarracena, se cuenta que se refugiaron en aquella ermita hasta catorce obispos de Andalucía y Extremadura y otros sacerdotes que huían de la morisma y traían consigo inmensas alhajas y cepillos de sus iglesias. Entre ellas un Santo Cristo de oro de seis arrobas de peso, que ocultaron en las concavidades de aquellos abruptos peñascales.

A los pocos días, estándose celebrando misa en el retirado santuario, se presentaron de improviso en él los hijos de Agar, cuyas cruentas cimitarras no dejaron persona a vida. El sacerdote que oficiaba, para que no se profanasen las Sagradas Formas las arrojó a un sumidero que había al lado del altar e iba a dar a la corriente de un manantial que nacía no distante de la ermita.

Desde entonces dichas aguas son salutíferas como ningunas. Los hijos del país que sobrevivieron a la hecatombe dieron al manantial el nombre de Fuente Santa, y del cuantioso y santo tesoro escondido por los obispos inmolados se perdió la clave.

Sólo, como testimonio de su existencia, se repite en el país: “Del Salvador a Carnaceda está la moneda, y de Carnaceda al Salvador está el doblón».

 

Fuente: Hurtado, P. (1989). Supersticiones Extremeñas. Anotaciones Psico- fisiológicas. Segunda edición. Huelva: Artero Hurtado. (pp. 147-148).