Category: Leyendas Tradicionales

La Serrana de la Vera

LA SERRANA DE LA VERA

La Serrana de la Vera es un personaje mitológico muy extendido por Extremadura, especialmente por Monfrague, el Valle del Jerte y La Vera.

Mujer joven, Varonil, bella, valiente y muy sanguinaria con apariencia de cazadora o de amazona y de fuerza sobrehumana es la forma en que podríamos describir a la Serrana.

Suele llevar el pelo suelto y largo hasta los pies, en otras versiones lleva la cabellera trenzada bajo la montera, viste falda corta y va provista con todos los pertrechos de una cazadora: arcos, flechas y una honda.

No se sabe ciertamente si es una realidad histórica mitificada o un mito transformado en realidad historificada.

Si hablamos de que es una realidad se ha comentado que podría tratarse de Isabel de Carvajal, esta mujer, vivía en Garganta la Olla y estaba prometida con un sobrino del obispo de Plasencia, pero éste la abandonó en el último momento porque comprometía su carrera eclesiástica. Este abandono condenó a la familia Carvajal a la deshonra e Isabel muy afectada abandonó su casa familiar lanzándose al monte maldiciendo a todo hombre.

Vive en una cueva y se dedica a cazar animales para sobrevivir, son también victimas suyas los pastorcillos que andan por la Sierra, como venganza a los hombres los enamora llevándoselos a su cueva, una vez entregados a los placeres de la carne termina por asesinarlos.

En cierta ocasión un pastorcillo se topó con la Serrana y ésta seduciéndolo lo condujo hacía su cueva, allí le mandó hacer lumbre con huesos humanos y le obligó a beber de una calavera, anticipándole el destino que le aguarda.

Ella le sirvió la comida, piezas cazadas en el monte, tras la cena la serrana dio rienda suelta a todo su erotismo en la relación sexual. Dormida la serrana tras el deleite sexual, el pastorcillo consiguió huir pero la Serrana se despertó y encontró al pastorcillo en plena huida, corrió tras él gritándole que la montera se deja.

En conmemoración a las víctimas que murieron a manos de la Serrana de la Vera, se levantó una cruz en lo alto de la torre de Garganta la Olla. Además, también en esta localidad, puede verse la casa de la familia Carvajal, donde vivió la Serrana hasta el momento de su deshonra.

 

Fuente: Extremadura Misteriosa. Recuperado de http://www.extremaduramisteriosa.com/isabel-de-carvajal-la-serrana-de-la-vera

La Casa del Miedo de Tornavacas

LA CASA DEL MIEDO DE TORNAVACAS

A Tornavacas, procedente de Galicia, llegó cierto día un vendedor de paños. Recorría las casas del pueblo ofreciendo el género a sus vecinos, entre ellos se rumoreaban que traía mucho dinero en la talega.

Cierto día, una familia impulsada seguramente por un móvil económico, invitó al pañero a pasar a su casa con la excusa de comprarle telas. Una vez dentro sus moradores lo mataron para robarle todo el dinero y terminaron enterrándolo en la bodega.

Pasados los días los vecinos comenzaron a murmurar, hacía tiempo que no veían al pañero, lo vieron entrar en la casa de esta familia pero no lo vieron salir, parecía haberse esfumado. Las sospechas sobre la muerte del vendedor de paños a manos de esta familia comenzaron a ser cada vez más evidentes, sobre todo viendo como la familia había aumentado notablemente su nivel de vida comprando varias fincas en los últimos días.

Pero el desmesurado tren de vida de la familia no fue lo único que hizo sospechar. Pronto comenzaron a sucederse extraños fenómenos en la casa, al anochecer ruidos, gritos y lamentos acompañados de inexplicables movimientos de muebles y objetos se apoderaron de la vivienda. Pocos días después estos insólitos sucesos comenzaron a extenderse a las casas colindantes, cuentan incluso que en una casa aledaña, como por arte de magia se desplomó toda la vajilla colocada en una repisa de la cocina.

Y es que parecía que la maldición se había adueñado de la vivienda, pero el pueblo lo tenía claro, este poltergeist correspondía al espíritu del pañero muerto que regresaba del más allá en busca de venganza. La familia asesina pagó durante cuatro o cinco generaciones su crimen, teniendo que soportar durante todo ese tiempo los extraños fenómenos. El cadáver del pañero jamás fue encontrado.

Cuentan que el espíritu del difunto se apareció a sus nuevos moradores. El escritor Fernando Flores del Manzano, en Mitos y leyendas de tradición oral en la alta Extremadura recogió el testimonio de alguien cercano a una persona que vivió el suceso:

«… la tía V., pasó un miedo terrible mientras vivió en aquella casa. Daba tiritones de los sustos que pasaba por las noches. Decía que el pañero se aparecía en forma de gato. Pero lo peor fue una noche en que estando su alcoba bien cerrá, el espíritu del muerto se coló por la rejendija de la llave. Y cuando la tía V. se dispertó, vio delante de ella al pañero muerto, vestío con la ropa que entonces gastaban, y los paños cargaos al hombro. Decía que no la habló ni na… Pero la tía V. cogió las mantas y el cabezal y se vino pa en ca mi madre, y durmió en la bodega por una buena temporá.»

 

Fuente: Extremadura Misteriosa. Recuperado de http://www.extremaduramisteriosa.com/la-casa-del-miedo-de-tornavacas

Sancti-Spíritus, por voluntad de una Paloma

SANCTI-SPÍRITUS, POR VOLUNTAD DE UNA PALOMA

Cuenta la leyenda que, en tiempos remotos, un religioso recorría a diario la zona donde actualmente se asienta la localidad de Sancti-Spíritus. Día tras día podía observar como una “amigable” paloma revoloteaba alrededor suyo para terminar posándose siempre en lo alto del mismo olivo. En un principio el clérigo no le dio mayor importancia a aquel curioso suceso, pero al repetirse en reiteradas ocasiones comenzó a pensar que el ave trataba de enviarle algún mensaje. Fue entonces cuando creyó ver en la paloma al mismísimo Espíritu Santo y en sus movimientos el deseo de que en aquel lugar se construyese un lugar de oración y recogimiento, fue por ello por lo que poco a poco y sin más ayuda que la de sus manos comenzó a levantar en aquel preciso lugar, donde se encontraba el olivo, un pequeño oratorio. Con el tiempo, junto a aquel diminuto templo comenzó a crearse un asentamiento humano y aquel oratorio fue evolucionando y aumentando de tamaño hasta convertirse en la actual iglesia parroquial bajo la advocación del Espíritu Santo.

Esta iglesia se encuentra localizada en el centro de la población, de estilo mudéjar está construida a base de mampostería encalada con un elevado arco porticado en la base de la torre de la fachada. Muy cerca del templo podemos encontrar una columna de piedra o ladrillo que no es más que el antiguo rollo o picota donde se exponían las cabezas de los ajusticiados.

En fuentes documentales del siglo XVI ya constaba el topónimo de Sancti-Spíritus, y aún a día de hoy sus algo más de doscientos vecinos celebran en Pentecostés la Fiesta del Espíritu Santo.

 

Fuente: Extremadura Misteriosa. Recuperado de http://www.extremaduramisteriosa.com/sancti-spiritus-por-voluntad-de-una-paloma

La enigmática Dama de Negro

LA ENIGMÁTICA DAMA DE NEGRO 

Corría el otoño del año 1938, cuando Teodosio Gómez López “El Rojillo” de 45 años y vecino de Garganta la Olla, vivió el episodio más perturbador de toda su vida.

Era temprano, aún no había amanecido cuando Teodosio se dirigía montado en su mula a recoger castañas, iba camino a “Las Tortiñosas”, al poco de salir del pueblo apareció, a unos cinco metros delante de él, una figura alta cubierta con negros ropajes hasta la cabeza, sus ropas a modo de túnica o manto eran resplandecientes y brillaban con la luna de la noche.

En un principio pensó que podría tratarse de Amalia, una vecina del pueblo, muy buena moza, alta y guapa, pero empezó a extrañarse cuando fijándose bien vio que aquel personaje era extrañamente alto, mucho más que esta vecina.

El Rojillo, intrigado sobre quien sería aquella esa persona tan alta, azuzó a la mula para ver de quien se trataba, pero una vez más se extraño al ver que si aligeraba el paso la figura andaba más deprisa y hacía lo propio cuando retenía su marcha. El misterioso personaje siempre se mantenía a la misma distancia.

«La extraña figura jamás se giró, por lo que no supo distinguir si se trataba de un hombre o una mujer, se mantuvo siempre de espaldas a Teodosio aligerando o ralentizando el paso según hiciera el aldeano. Este ser parecía carecer de pies y sus movimientos indicaban que se desplazaba como deslizándose ó flotando sobre el suelo.»

Teodosio comenzó a canturrear, un poco por distraer el miedo y otro poco pensando que así llamaría la atención de aquel ser y se giraría, pero la extraña figura se mantenía impasible a sus cánticos.

Algo, que desconocemos, debió ocurrir cuando Teodosio se detuvo en la fuente conocida como “La Ritera” para dar de beber a la mula, la figura al igual que ocurrió anteriormente se paró como esperando al garganteño y a su bestia.

Teodosio, asustado azuzó la mula dándose la vuelta hacia el pueblo, aunque luego se lo pensó mejor y volvió por el mismo camino para recoger las castañas, durante el trayecto no paraba de mirar hacia los lados para ver si volvía a ver a aquel extraño ser, pero éste jamás volvió a aparecer.

Cuando regreso al pueblo, lo hizo, con el rostro desencajado, irrumpiendo en su casa le dijo a su mujer “¡No vuelvo, Agustina, no vuelvo!”, posteriormente se acostó apresuradamente como poseído por un terror indescriptible.

 

Fuente: Extremadura Misteriosa. Recuperado de: http://www.extremaduramisteriosa.com/la-enigmatica-dama-de-negro

Jordana La Bella

JORDANA LA BELLA

Hace ya tiempo, vivió en Badajoz una bella aristócrata, la joven huérfana, era una mujer de cuidado y pulcro refinamiento, que a su paso aromatizaba las calles de la capital pacense con antiguos ungüentos orientales, su nombre era Jordana.

Cierto día, llegó a Badajoz el rey de Portugal acompañado de un selecto sequito, entre su escolta se encontraba Joan Franco, el caballero preferido del monarca, un hombre rico, apuesto y arrogante de gentil mirada. Entre la multitud que se encontraba esperando al rey se encontraba la bella Jordana, con quien Joan Franco a su paso cruzó una cálida mirada. De vuelta a casa, a la altura del puente que cruza el Guadiana, Jordana se topó con un misterioso personaje que desde el primer momento le llamó poderosamente la atención, era un hombre maduro, de tez oscura, ojos negros, mirada fría y larga barba, tenía aspecto de judío. Al pasar Jordana por delante de él éste clavó sus ojos en ella, sintiéndose atravesada por una mirada siniestra y escalofriante.

Al día siguiente, Joan Franco envió una misiva a Jordana con la petición de verla en palacio, a lo que ella accedió, cortés y aristócrata se presentó vestida de se­das y adornada con sus mejores joyas. El ambiente no pudo ser más refinado, su presencia fue objeto de comentarios de envidia y admiración ya que ninguna mujer de las presentes desprendía tan sutil elegancia. La visita fue corta y respetuosa. Aunque el caballero lusitano la recibió cortésmente, la joven no cedió a sus pretensiones amorosas y abandonó muy pronto el lugar. Pero Joan juró que aquella doncella sería suya.

Algunos días después, Badajoz amaneció consternado, Joan Franco apareció muerto junto a unos árboles que vigilaban los to­rreones de la alcazaba, tenía su corazón atravesado por un cuchillo. Todo Badajoz hablaba de un lance amoroso con un pretendiente español, que también aspiraba a los favores de Jordana, llamado Gonzalo Bejarano.

Jordana acudió vestida de luto a rendir tributo al caballero portugués que tan intensamente la había admirado. Al volver del velatorio, justo cuando iba a cruzar la calle donde se encontraba su palacio, se volvió a encontrar con el hombre misterioso con el que se cruzó en el puente del Gua­diana. En esta ocasión, de nuevo, y sin cruzar una palabra Jordana se volvió a sentir humillada por la mirada perversa de aquel hombre misterioso.

Pasado el tiempo, cuando el crimen de Joan se iba olvidando, se encontró el cadáver de su otro pretendiente, Gonzalo Bejarano, flotando en las mansas aguas del río Guadiana, justo en el lu­gar donde se despide de España para entrar en Portugal. Su cuerpo no mostraba signos de violencia.

Jornada, destrozada, lloraba amargamente intentando buscar explicaciones a unos acontecimientos que no alcanzaba a entender. Sus dos pretendientes habían muerto en un breve periodo de tiempo por causas desconocidas. Sin dejar de llorar, inmediatamente le vino a la mente aquel hombre misterioso que hasta en dos ocasiones la había obsequiado con sendas miradas oscuras y crueles.

Sin poder demostrar nada sobre aquel hombre, unos meses más tarde, cuando nadie lo esperaba, un día géli­do del frío invierno Jordana abandonó su palacio y su ciudad. Se marchó en la más absoluta miseria, sola, vestida con harapos y con sus ojos llenos de lágrimas. Badajoz vibró nuevamente por la noticia de la partida de la joven aristócrata. Un tiempo después se enteró que aquel personaje de la barba negra y semblante oriental fue el que realizó la subasta de su cuantiosa fortuna.

Unos años más tarde, al ocaso de un día de primavera, en la mansión que un día perteneció a Jordana, y que fue adquirida por los Lopes de Mendoza, sonaban dulces acordes musicales. Una mendiga de semblante encorvado y pasos desiguales se detuvo a escuchar la música y a oler las azucenas blancas del palacio. Al caer la noche llenando la luna nueva la calleja de paz y pureza, el sueño comenzó a apoderarse lentamente de ella. A la mañana siguiente, cuando Lopes de Mendoza salió de palacio, se encontró a una mendiga “durmiendo” en la puerta de su casa, al querer despertarla se dio cuenta de que ya era tarde: Jordana esta muerta.

 

Fuente: Extremadura Misteriosa. Recuperado de http://www.extremaduramisteriosa.com/jordana-la-bella

Leonarda y el Mercader de Zafra

LEONARDA Y EL MERCADER DE ZAFRA 

Leonarda era una chica muy hermosa, hija de una familia muy humilde, cuyo padre quería explotar la hermosura de la muchacha para casarla con alguno de los poderosos mercaderes que habitaban en la villa zafrense.

Sin embargo, Leonarda estaba enamorada de un chico de la Atalaya, que no era del agrado del padre. El mercader que tenía la promesa del padre de que la chica sería para él, atentó contra la vida del muchacho clavándole un puñal. Leonarda, ni corta ni perezosa se vengó del mercader disparándole unos tiros, marchándose después del pueblo, vestida de hombre, disfraz que ya no abandonaría en mucho tiempo.

Con su identidad de hombre, Leonarda se adhirió como soldado al ejército del rey, destacándose como un buen militar, siendo ascendida a capitán. Después de unos años, el ejército de Leonarda fue destinado a Zafra, para acompañar al príncipe Don Juan José de Austria, que fijó su residencia en esta ciudad. Sin que la reconociera su madre en un principio, Leonarda se hospedó en casa de su familia, que por fin reconoció en aquel soldado las facciones de su hija desaparecida hacía tanto tiempo. Se descubrió la identidad femenina de la muchacha y ésta le preguntó a su madre por su antiguo novio, recuperado de la tremenda herida que sufrió. El chico, al desaparecer Leonarda se había metido a fraile en un convento lejano a Zafra.

La leyenda acaba con la profesión de la muchacha como religiosa en el Convento de Clarisas, acompañada por el aplauso y admiración de los soldados de su regimiento, que hasta entonces no habían reconocido la verdadera personalidad femenina de Leonarda.

Fuente: http://www.visitazafra.com/index.php/conocezafra/leyendas/54-la-leyenda-de-leonarda

 

El Conde Olinos

EL CONDE OLINOS 

El romance del conde Olinos es uno de los más conocidos de nuestro romancero tradicional. Los romances tienen su origen en los cantares de gesta; los juglares los recitaban y cantaban en los ambientes cultos de la sociedad medieval; a partir del siglo XV fueron también los hombres del pueblo llano quienes los ejecutaban y desde entonces se han seguido cantando hasta nuestros días, bien conservando muchos de los viejos temas o bien añadiendo otros nuevos.

Debido a que este Romance es de tradición oral existen una gran cantidad de versiones del mismo.

Se han localizado casi un centenar, este en concreto lo sitúan en Las Mestas, Las Hurdes:

 

«Conde Olinos, conde Olinos es niño y pasó la mar.

Levantose el conde Olinos mañanita de San Juan

a dar agua a su caballo a las orillas del mar.

Mientras el caballo bebe canta un hermoso cantar.

– Bebe, bebe el mi caballo Dios te me libre del mal,

de los vientos rigurosos y de las olas del mar.

Bien lo oyó la reina mora que en las altas torres está.

-Escuchad, mis hijas todas las que dormid,

despertad, y bien oiréis la sirena sirenita de la mar.

Respondió la más pequeña -Más le valiera callar,

que ésa no es la voz de la sirena que ella tiene otro cantar.

Es la voz del conde Olinos que a mis montes va a cazar.

-¡Mis morillos, mis morillos los que comeis el mi pan,

a buscar al conde Olinos que a mis montes va a cazar;

el que me lo traiga vivo un reinado le he de dar;

el que me lo traiga muerto con la infanta ha de casar;

el que traiga su cabeza de oro se la he de pesar…»

 

Fuente: https://alcazaba.unex.es/~emarnun/

María «La Viuda»

MARÍA LA VIUDA

En unas montañas cercanas a Alcuéscar vivía en una cueva un extraño personaje, vestía con andrajos y pieles mal curtidas, un misterioso hombre de ojos hundidos y barba larga, espesa y descuidada.

Por las tardes al ponerse el sol podían escucharse en la montaña los suspiros y lamentos que exhalaba durante sus penitencias, si un campesino pasaba cerca, al escucharlo, aligeraba el paso acobardado. El ermitaño pasaba la vida entre oraciones y penitencias y se alimentaba de las limosnas que recibía. Poco a poco su fama de santo fue extendiéndose llegando a creer la gente de la comarca que hablaba con Dios, y no les faltaba razón, pues cierto día queriendo conocer el destino de su alma le preguntó al Todopoderoso, que le dio a entender que sería el mismo que el de una mujer que vivía en Cáceres conocida como “María la Viuda”.

El santo se desplazó hasta Cáceres y visitó a un clérigo amigo suyo con la esperanza de que conociera a María y le indicase como acceder a ella.

-«Hermano, dime dónde vive María la Viuda. Quiero verla e imitar sus santas obras, para así ganar el cielo».

-«Debes estar equivocado. En el mundo no hay quien sea más santo que tú. La Viuda es una mujer que ha dado mucho que hablar, no te acerques a ella, que es un alma perdida famosa por las deshonestaciones que ha cometido”

-«¿Cómo es posible que sea cierto lo que dices?- Dijo el ermitaño

Confuso, le contó que era voluntad de Dios conocer a esta mujer, por lo que el clérigo le indicó donde vivía.

Nada más llegar a casa de María, ésta se echó a sus pies y le dijo:

-«¡Cómo tanta honra para esta pobre pecadora! ¡Santo varón, mi casa es la del pecado! El Señor no quiere que tengáis por posada esta casa. Hay en la ciudad palacios, donde estaréis con más honor»

-«María-dijo el santo-, el Señor me ha dicho que venga a tu casa, y supongo que no querrás enojarlo»

Al día siguiente María, se sinceró en confesión con el ermitaño:

-“Santo varón, tengo que hablaros, Dios os ha enviado para desahogar mi conciencia. Con vos no debo guardar mi secreto. No me denunciaréis a la justicia. Venid conmigo, que voy a dar de comer a un pobre que padece persecución por la justicia. Hace veinte años que lo escondo en mi casa, es el asesino de mi único hijo”.

-«¡El asesino de tu único hijo! ¿Y lo guardas en tu casa?»

La mujer se percató del desasosiego de su confesor y prosiguió:

-“Los dos fueron muy amigos cuando eran jóvenes. Un día riñeron y mi hijo murió de una puñalada, el asesino vino a mi casa arrepentido y perseguido por la justicia, iban a matarlo. Yo me compadecí de su desgracia, ya que no podía remediar la mía. Estoy ofreciendo este sacrificio al Señor cada día, para que perdone mis muchos pecados».

El ermitaño quedó mudo un rato, apenas sabía que contestar:

-«En verdad, mujer, que tu sacrificio es más que humano. Todos los días renuevas tu dolor y tu perdón y lo envuelves en la caridad más heroica y exquisita».

El ermitaño volvió a Alcuescar, reconociendo que sus penitencias eran algo insignificante comparado con el terrible dolor que renovaba diariamente María, pagando así por todos sus errores cometidos.

 

Fuente: Extremadura Misteriosa. Recuperado de http://www.extremaduramisteriosa.com/maria-la-viuda

La inquietante Mano Negra

LA INQUIETANTE MANO NEGRA 

Cuenta la leyenda que hace ya muchos años vivía en Orellana la Vieja una hermosa moza que debería rondar la veintena. A pesar de su origen humilde había sido educada en las mejores y más cristianas costumbres.  La muchacha se encontraba enamorada de un joven pastor del pueblo al que solamente veía por las noches en la puerta de su casa. Allí, como otras jóvenes de su edad, fantaseaba con casarse con él y formar una familia. Sin embargo, también tenía otro pretendiente, un mozo que, aunque de buena familia, era engreído, caprichoso y altanero, en varias ocasiones había desoído y rechazado sus deshonestas proposiciones. El joven al verse despreciado una y otra vez decidió vengarse y tramó un plan colmado de mentiras y calumnias, esas serian sus armas.

Cierto domingo después de misa, congregados en la puerta de la iglesia, los mozos esperan ver salir a las muchachas del templo. Sobre nuestra joven todos los comentarios eran piropos y admiración resaltando sus bellas cualidades. Contemplando la escena desde lo lejos está nuestro bravucón joven, el cual levantando la voz exclamó con desprecio “no tan buena y honrada como parece, si no que me lo pregunten a mí las dos noches que me acosté con ella en la Huerta del Lugar”. Estas palabras hicieron que los presentes se quedaran atónitos y la joven, con lágrimas en los ojos, huyó despavorida hacia su casa. Los rumores se extendieron como la pólvora por Orellana a pesar de que ella juraba y perjuraba que aquello era falso.

Pronto se encontró sumida en una profunda depresión, pues le parecía imposible poder limpiar su honra, en todo momento estuvo acompañada de su joven novio y de sus familiares. A los tres días le entraron unas fuertes fiebres de las que no pudo recuperarse y falleció a los tres meses. Moribunda en la cama dejó constancia que quería ser enterrada cerca del Castillo, donde su novio pastoreaba el ganado.

No habían pasado ni tres semanas del fallecimiento de la muchacha, cuando el joven causante de tal desgracia comienza a sentirse perseguido y amenazado. Por las noches una silenciosa y aterradora sombra le persigue y no se separa de él a cada paso que da. Sus amigos enterados del suceso le rehúyen no queriendo estar junto a él al caer la noche. Tras unos días, muerto de miedo decide ir a confesarse. El sacerdote, asombrado por lo que estaba escuchando, le puso de penitencia velar tres noches consecutivas dentro de la iglesia, desde el anochecer hasta el amanecer, entre el toque de ánimas y el toque del alba.

La primera noche, entró en la iglesia sobrecogido, la tenue luz de la lampara de aceite del Sagrario, la altura de la iglesia y aquel sepulcral silencio le causaban pánico. Se sentó en uno de los bancos más cercanos al altar y comenzó a rezar. Al cabo de la medianoche unos sobrecogedores ruidos le helaron la sangre, unas voces lejanas acompañadas de lo que parecía el estallido de un cañonazo le hicieron levantarse del banco. En ese justo momento, una de las baldosas del piso saltó por los aires y del hueco negro y profundo salió una inquietante mano negra con uñas metálicas que intentaba atraparle. Preso de terror corrió a ocultarse detrás de la Virgen de los Dolores y en ese mismo instante la mano se ocultó y la baldosa volvió a su lugar.

La segunda noche, fue con más miedo aún, casi no había podido pegar ojo, no dejaba de pensar en lo ocurrido la noche anterior. Se encontraba de nuevo rezando, sentado en los primeros bancos de la iglesia, pero no dejaba de mirar por el rabillo del ojo a la baldosa que la noche anterior había saltado y por donde apareció aquella aterradora garra. De nuevo, a medianoche se volvieron a escuchar los mismos ruidos que hicieron que se pusiera en pie de un salto. Una vez más, una mano negra que salía de la misma baldosa intentaba atraparle, por lo que corrió a refugiarse detrás del Sagrado Corazón de Jesús, volviendo a desaparecer la garra y la baldosa volver a colocarse.

La tercera noche, estaba que no se tenía en pie, muerto de sueño a la vez que airado por las terribles visiones que estaba presenciando, volvió a la iglesia. Comenzó a rezar y a mirar la baldosa que noches atrás había protagonizado el percance, pero su cuerpo no podía más y poco a poco se fue durmiendo. A la media noche, al igual que las noches anteriores un fuerte golpe que venia de la baldosa presagiaba lo peor, de nuevo una mano hacia un nuevo intento de atraparlo. Pero en esta ocasión, el joven estaba adormilado y no tuvo tiempo nada más que de subir por una pequeña escalera que daba acceso a un gran hueco detrás del altar mayor. La mano se abalanzó sobre él clavándole sus uñas metálicas en la garganta.

A la mañana siguiente al toque del alba, cuando los primeros devotos acudían al templo, se encontraron con la escena: las paredes de la iglesia estaban ensangrentadas, el cadáver del joven tirado en el suelo, su cara estaba cubierta de sangre y espantosamente desfigurada, los ojos se encontraban fuera de sus órbitas y la lengua la tenía por fuera, negra como el carbón, parecía que se la hubiesen intentando arrancar.

Tras este suceso, cuentan los vecinos de Orellana que en los días que sopla el aire solano, cerca del castillo, se escuchan unos discordantes ruidos. Estos ruidos se asocian a los de una persona que llora entre sollozos, dicen que es el espíritu de la joven a la que un desalmado mancilló su honra.

 

Fuente: Extremadura Misteriosa. Recuperado de: http://www.extremaduramisteriosa.com/la-inquietante-mano-negra

 

El Fantasma de Saucedilla

EL FANTASMA DE SAUCEDILLA

Un extraño personaje mantuvo en vilo a la localidad cacereña de Saucedilla allá por el año 1983, las sucesivas apariciones de una tenebrosa criatura a adolescentes del pueblo sembraron el terror.

Mari Carmen, una adolescente de 14 años, regresaba a casa sola el 17 de octubre de 1983. Ya casi había atardecido, caminaba por la avenida Juan Antonio González Amézqueta, lo hacía cabizbaja, enfrascada en sus pensamientos, la calle se encontraba ya casi en penumbra. De repente, al levantar la cabeza, una extraña figura a lo lejos despertó su inquietud, un extraño personaje se aproximaba caminando por la otra acera en dirección suya. Aquella figura avanzaba con un paso parsimonioso, tenía una estatura descomunal y vestía unos largos y oscuros ropajes. A penas habían transcurrido unos segundos cuando el extraño ser cruzó la calle cambiándose a la acera por la que caminaba Mari Carmen y comenzó a avanzar lentamente hacía ella. La adolescente fue progresivamente disminuyendo el paso hasta que se encontró frente a la figura, no debían de separarlos más de cinco metros. Mari Carmen inmóvil, muerta de miedo observaba a este extraño ser que no le quitaba la vista de encima. Entonces pudo fijarse bien en él, solo su envergadura causaba pavor:

«Creo que podía medir los tres metros de estatura. Sus ropas eran extrañas, a modo de túnica negra, muy holgada, que le caía a plomo hasta el suelo. No parecía que tuviese pies o, al menos, no los vi. Pero, es que, además, tampoco se le notaban las piernas, que se deberían dibujar en el tejido al caminar. De cualquier forma, aquel ser no se desplazaba como nosotros, iba como flotando a ras del suelo. Se deslizaba siempre a la misma velocidad, uniforme y muy lenta, sin hacer movimiento alguno con el cuerpo. Al llamarme la atención precisamente esto que digo, miré hacia donde deberían estar sus pies y observé algo que me sigue intrigando ahora. La parte baja de su vestimenta se agitaba como si tuviera algo que echara aire debajo de esos faldones, ¡vaya, que parecía que tuviera dentro un ventilador!.»

 Mari Carmen observó otros detalles de este tenebroso ser que no podrá olvidar jamás:

«En la cabeza parecía llevar un tocado, pero su rostro no lo pude distinguir, no sé si porque el gorro hacía sombra o porque la luz ya era casi inexistente. También, llevaba una especie de bolso o algo colgado. No tenía brazos o no se le apreciaban, tal vez los llevara pegados a los costados.»

Durante unos instantes, la joven no sabía como podría reaccionar este ser, entre la distancia de ambos se encontraba una bocacalle. Repentinamente y en silencio, con la misma pasmosa lentitud con la que se acercó, el extraño paseante se giró internándose por la calle que los separaba. Ella en un acto de valentía, salió detrás asomándose a la calle, pero aquella presencia se había esfumado, era prácticamente imposible que hubiese alcanzando el otro extremo de la calle en tan poco tiempo, pues no debieron pasar más de cinco segundos. Llena de pánico emprendió una desenfrenada carrera hasta llegar a su casa.

Cuatro días más tarde, Mari Carmen, acompañada de dos chavales más jóvenes, a los que le había contado la historia, salieron para buscar a esta tenebrosa criatura, y como acudiendo a la llamada este misterioso ser hizo acto de presencia. Se encontraban caminando por una de las calles del pueblo, cuando uno de los chavales vislumbró en el otro extremo de la vía una extraña presencia y comenzó a gritar y a señalarla. Un escalofrío recorrió sus cuerpos, los dos adolescentes salieron huyendo rápidamente, pero Mari Carmen se mantuvo inmóvil unos segundos sin quitar la vista de aquella extraña figura, tras un momento de observación salió huyendo tras de ellos:

«Estaba allí, parecía observarnos, asomado a la otra esquina. Sólo se le veía la cara, una cara redonda y blanca. Se distinguía perfectamente en la oscuridad, a pesar de la distancia. Era un rostro resplandeciente y sus ojos, también.»

Seguramente por miedo al ridículo y a que no la creyeran, no le contó nada a sus padres hasta pasados dos días, cuando otra chica, Mariví, de once años, llegó con el semblante desencajado contando a un grupo de amigos que había visto a una misteriosa persona muy alta vestida con un traje largo y negro.

Paralelamente a estos hechos, otra joven del pueblo, María del Mar Mariscal, de 13 años de edad, tuvo dos extrañas experiencias con un ser de similares características.

Su primer encuentro se produjo cuando la joven caminaba por la avenida Juan Antonio González. Era ya de noche y se encontraba a punto de llegar a su casa cuando a unos metros de la puerta de su domicilio observó en mitad de la calzada una silueta alta vestida con unos ropajes largos y oscuros. Esta presencia se mantenía inmóvil, parecía estar observándola. María del Mar la estuvo mirando unos segundos, apartó un instante su vista del inquietante observador y cuando volvió a mirar había desaparecido. Rápidamente se metió en casa, y decidió intentar borrar de su mente aquella visión.

Esa misma noche, unas horas más tarde, la joven volvería a tener otro encuentro con el tenebroso ser, esta vez la situación sería de mayor pánico. María del Mar y su familia no habían hecho nada más que terminar de cenar y la joven se levantó para recoger la mesa, salió al patio exterior de la vivienda donde se encontraba el cubo de la basura para tirar los desperdicios.

Cuando se disponía a tirar las sobras, junto a unos de los postes de la cancela exterior de la casa, dentro del recinto se encontraba inmóvil una figura muy alta, de aspecto humano. Llevaba una amplia túnica que no dejaba ver ni pies ni manos, parecía flotar sobre el suelo. Llevaba algo parecido a un bolso en su brazo derecho. Su cabeza tenía forma “apepinada“ y se le veía la cara perfectamente, muy pálida, con el cabello corto peinado hacia los lados y con una marca, parecida a una cicatriz bajo la mejilla izquierda. Los ojos eran muy pequeños, como dos puntos brillantes extraordinariamente oscuros. Medía más de dos metros, pues la columna junto a la que se encontraba, tenía dos metros de altura y solo alcanzaba los dos tercios de su cuerpo.

María del Mar se encontraba solamente a unos pasos de la extraña figura, ésta se mantenía quieta, pero parecía mover los labios como queriendo decirle algo y con la mano derecha le hacía gestos indicando que se acercara. La joven ni siquiera soltó lo que llevaba en sus manos, salió disparada hacía el interior de su casa, con el miedo reflejado en su rostro, entró gritando que algo espantoso se encontraba en el patio.

Su padre salió de la casa raudo, con cuchillo en mano, pero en el jardín ya no había nadie y la cancela se encontraba cerrada. Esa noche los perros de los alrededores no pararon de aullar y ladrar.

Tras los diversos avistamientos, los hechos adquirieron tal relevancia que hicieron intervenir a las autoridades, incluso la Guardia Civil acompañada de numerosos vecinos realizaron los días posteriores batidas por el pueblo y sus alrededores, intentando dar con el extraño ser sin éxito.

Para terminar, decir que las misteriosas apariciones han sido descritas de forma similar por todos sus protagonistas y que ocurrieron paralelas en el tiempo. De manera que, todo hace pensar que estamos ante un único extraño humanoide.

Tan solo unos meses antes, en concreto en julio de ese mismo año, una extraña nave a la que calificaron de nave nodriza surcó los cielos del pueblo.

¿Existe relación entre la aparición de este fantasma ensotanado y los extraños fenómenos OVNI que se produjeron en la localidad tan solo unos meses antes?

 

Fuente: Extremadura Secreta. Recuperado de http://www.extremaduramisteriosa.com/el-fantasma-de-saucedilla